Y así empieza la
vida, con una taza de té, papel y lápiz pa’ escribir. Y así se ríe el mundo de mis
pesares y así camino yo. Como el que no tiene alma, como el que algo le falta,
como el que ya no le dan ganas de nada. Y pensar que no es un vacío lo que
siento sino, nada; una paz una inquietud, un no sé qué, que no llena mis
ansias, que no me deja ser, vivir, pensar, abrirme al mundo.
Pero a pesar de los pesares y los sentimientos
ocultos sin explicación alguna, aparece ese alguien quien se encarga de alegrarte el día, de
preocuparse por ti, de sacarte una sonrisa y demostrarte que no todo es nada, ni
ansias ni vacío, porque de eso se trata
vivir, de encontrar felicidad en los momentos triste y la luz en la oscuridad. De eso se tarta vivir, de
sentir adrenalina, de amar de sonreír, de llorar, de odiar, sonreír y volver a
llorar, subir, bajar, pensar… dudar.
Alimentar el alma
con los más dulces deseos y las más amargas prohibiciones. Saber llevar ese
balance entre el bien y el mal, el ying y el yang que todos llevamos dentro.
Servir de intérprete, psicólogo, amante, acompañante, amigo, hermano, mujer,
hija, y al final que no quede nada para ti. Aprender a madurar, crecer por tus
errores, caer levantarte, volver a caer, de eso se trata vivir. Amar, amar y
amar… Odiar, odiar y odiar. Sentir vacío, decepción, y después despertar con la
ilusión y me pregunto, ¿y será que de eso se trata vivir?
Viene la vida y va
frente a tus ojos. Te enamoras y no sabes de ti, pierdes la noción del tiempo y
se resaltan tus dotes de poeta y loco, esa vena de pasión y locura que hay
dentro de ti. Vienes y vas, vas y vienes sin que importe nada pues el amor te
droga tanto que no sabes ni de ti, nada te cansa, nada te turba, nada te
entierra solo el amor te hace feliz, porque crees que el amor es la razón de
vivir y que de eso se trata vivir.
Y así se acaba la
vida, con una copa de vino y un buen libro en las manos. Y ya el mundo no ríe de mis pesares porque
aprendí a reír. Al final con el mismo
sentimiento, como el que no tiene alma, como el que algo le falta, como el que
ya no le dan ganas de nada, pero ahora menos intenso, casi apagado,
in-significado pero aun ahí.
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